"Claro que vamos de visita con los compadres ", eso le dije a mi esposa cuando me dijo entusiasmada que quería que fuéramos a ver a los padrinos de la niña.
Pero va con nosotros, mis papas, mis hermanos y tus primos, "chinga", ya vas empezar, siempre es lo mismo, pero ya que, vamos todos en "bola".
Partimos la fecha indicada, y planeamos estar un fin de semana desde un Viernes por la mañana. Finalmente, distribuidos en tres carros nos lanzábamos a la famosa visita.
Todo transcurría conforme lo planeado, ningún percance significativo, los compadres nos atendieron de maravilla, como siempre con mucho gusto de recibirnos y abrirnos las puertas de su casa. Estuvimos con ellos, platicando de miles de cosas y pasando unas veladas interesantes.
Pasaron los días, y se acercaba el tiempo de la partida.
Decidimos salir de la casa de los compadres el domingo por la mañana para hacer unas escalas y comprar algunas cosas de recuerdo.
Entramos a la Ciudad, y era una mañana soleada.
Yo llevaba mi camioneta que tenia poco que había comprado. En ella iba mi esposa e hija. Para esto, no separamos los tres carros que íbamos, y llevábamos cierta distancia entre uno y otro de como una hora en tiempo.
Al llegar a un crucero, nos detuvo la luz roja del semáforo, en eso vi que de mi lado izquierdo se me acerco demasiado un carro y prácticamente se me incrusto a la altura de mi puerta.
Me lleva la chingada, ya me rayo la pintura de la camioneta, pues en que viene pensando este pendejo, no sabe manejar o que le pasa?
Quedamos los dos vehículos a la misma altura de las ventanillas... gire mi cabeza para ver quien era el conductor del otro vehículo, me di cuenta que era un tipo de mediana edad e iba acompañado de una mujer. Me le quede viendo, recordando y pasando por mi mente, todas las veces que he agredido a otros conductores por los caminos que he recorrido...pero recuerdo que ya no soy así, que por mi familia he cambiado.
Nos quedamos viendo a los ojos, y ninguno de los dos dijo nada.
Yo me sonreí...tal vez en forma burlona...o irónica, en el sentido de preguntándome, y ahora que va a pasar...
De que te ríes hijo de la chingada, -fue lo que salió del tipo que me estaba envistiendo- a la vez que ya había desenfundado un arma de grueso calibre...
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